Saturday, December 10, 2011

Las Redes y la pifia de Peña Nieto

Peña Nieto es un candidato quemado, sigue adelante por la infinidad de apoyos corporativos del viejo regimen, la cargada y un anuncio de regresar al pasado autoritario.

Muchos comentaristas señalan erroneamente que las redes no influyen, parece que se hubieran quedado en el 2006. Se les ha olvidado Obama, Egipto, Occupy Street etc.

A cada paso que da Televisa y su candidato Peña Nieto los anunciantes dan su anuencia, pero se les olvida que muchos de sus consumidores no simpatizan con el ignaro.

Fundamentos de la República Amorosa

La decadencia que padecemos se ha producido, tanto por la falta de oportunidades de empleo, estudio y otros satisfactores básicos como por la pérdida de valores culturales, morales y espirituales. Por eso nuestra propuesta para lograr el renacimiento de México tiene el propósito de hacer realidad el progreso con justicia y, al mismo tiempo, auspiciar una manera de vivir, sustentada en el amor a la familia, al prójimo, a la naturaleza y a la patria.

Es sabido que los seres humanos necesitan bienestar. Es prácticamente aceptado por todos que nadie puede ser feliz sin tener trabajo, alimentación o cualquier otra necesidad, material o biológica. Un hombre en la pobreza piensa en cómo sobrevivir antes de ocuparse de tareas políticas, científicas, artísticas o espirituales.

Pero también es incuestionable que el sentido de la vida no se reduce sólo a la obtención de lo material, a lo que poseemos o acumulamos. Una persona sin apego a una doctrina o a un código de valores, no necesariamente logra la felicidad. Inclusive, en algunos casos, el triunfar a toda costa, sin escrúpulos morales de ninguna índole, conduce a una vida vacía y deshumanizada. De ahí que deberá buscarse siempre el equilibrio entre lo material y lo espiritual: procurar que a nadie le falte lo indispensable para la sobrevivencia y cultivar nuestros mejores sentimientos de bondad.

Cuando hablamos de una república amorosa, con dimensión social y grandeza espiritual, estamos proponiendo regenerar la vida pública de México mediante una nueva forma de hacer política, aplicando en prudente armonía tres ideas rectoras: la honestidad, la justicia y el amor. Honestidad y justicia para mejorar las condiciones de vida y alcanzar la tranquilidad y la paz pública; y el amor para promover el bien y lograr la felicidad.

La honestidad es la mayor riqueza de las naciones y, en nuestro país, este valor se ha venido degradando cada vez más. Aunque esto atañe a todos los sectores sociales, es, sin duda, la deshonestidad de los gobernantes y de las élites del poder, lo que más ha deteriorado la vida pública de México, tanto por el mal ejemplo como por la apropiación de bienes y riquezas de la colectividad. Inclusive puede afirmarse que la inmoralidad es la causa principal de la desigualdad y de la actual tragedia nacional. Dicho en otras palabras: nada ha deteriorado más a México que la corrupción política.

No obstante, siendo éste el principal problema del país y, aunque resulte increíble, es un tema que no aparece en la agenda nacional. Se habla de reformas estructurales de todo tipo, pero este grave asunto no se considera prioritario. Es más, no es tema en el discurso político, por el contrario, en la actualidad se ha extendido la especie del regreso del PRI, con la creencia de que ellos "roban pero dejan robar" y en el contexto de la máxima, según la cual, "quien no transa no avanza".

Aunque se vive en el llamado mundo de la globalidad, tampoco se piensa en importar ejemplos de países y gobiernos que han tenido éxito en hacer de la honestidad el principio rector de su vida pública. En la información más reciente sobre índices de la percepción de la corrupción en 182 países del mundo, mientras Nueva Zelanda, Dinamarca, Finlandia y Suecia ocupan los primeros lugares en honestidad, México ocupa el lugar 100. Y, como es obvio, ellos tienen mejores niveles de bienestar. Pero lo paradójico y absurdo es que en la sociedad mexicana existe este valor y ni siquiera tendríamos que importarlo. Es decir, si hubiese voluntad para aprovechar las bondades de la honestidad, sólo sería cosa de exaltarla, de cultivarla entre todos y hacerla voluntad colectiva.

En los pueblos del México profundo se conserva aún la herencia de la gran civilización mesoamericana y existe una importante reserva de valores para regenerar la vida pública. Me consta que hay comunidades donde las trojes que se usan para guardar el maíz están en el campo, en los "trabajaderos", lejos del caserío y nadie piensa en apropiarse del trabajo ajeno. En muchos lugares, hasta hace poco, no se tenía noción del robo. Aquí cuento que recientemente un joven compañero de Morena olvidó su cartera en el revistero de un avión comercial y días después recibió la llamada de un campesino migrante desde un lugar de California para informarle que él había encontrado su cartera con sus datos y dinero. El campesino migrante, originario de una comunidad de Veracruz, le preguntó sobre cuánto llevaba en la cartera y una vez aclarado el asunto se la envió a su domicilio. Mi joven compañero le preguntó al migrante, que apenas hablaba bien el español, por qué lo hacía. Le contestó que sus padres le habían enseñado a "hacer el bien sin mirar a quién" y que si actuaba así tendría en la vida una recompensa mayor.

Por ello digo que la honestidad es una virtud que aún poseemos y sólo es cosa de revalorarla, de darle su lugar, de ponerla en el centro del debate público y de aplicarla como principio básico para la regeneración nacional. Elevar la honestidad a rango supremo nos traería muchos beneficios. Los gobernantes contarían con autoridad moral para exigir a todos un recto proceder, nadie tendría privilegios. Se podría aplicar un plan de austeridad republicana para reducir los sueldos elevadísimos de los altos funcionarios públicos y eliminar los gastos superfluos. Asimismo, con este imperativo ético por delante se recuperarían recursos que hoy se van por el caño de la corrupción y se destinarían al desarrollo y al bienestar del pueblo.

La justicia. Todavía es vigente la frase bíblica de Madero de que el pueblo de México "tiene hambre y sed de justicia". Es la demanda incumplida, pendiente, a pesar de la Revolución y de toda la retórica de los gobiernos posteriores. Tampoco aparece en la agenda de la llamada clase política. No obstante, es la sombra que nos persigue, que nos impide estar bien con nuestras conciencias y ser más humanos.

La pobreza en México es una amarga realidad, entristece, parte el alma y se encuentra por todos lados. Está presente en los estados del norte, donde antes no había tanta. Es notoria en las colonias populares de grandes concentraciones urbanas y de las ciudades fronterizas; en el campo de Zacatecas, Nayarit y Durango; predomina en el centro, en el sur y en el sureste del país, sobre todo en comunidades indígenas. En todas partes la gente no tiene oportunidades de empleo y se ve obligada a emigrar de sus comunidades, abandonando a sus familias, costumbres y tradiciones. La producción de autoconsumo, los programas de apoyo gubernamental y la ayuda que reciben quienes tienen familiares en el extranjero, no alcanza más que para sobrevivir. No hay para el pasaje, la medicina, para pagar el gas, el recibo de la luz, ni mucho menos para comer bien.

En México la falta de justicia debe avergonzarnos más porque no existe ninguna razón natural o geográfica que la justifique. Nuestro país, a pesar de que lo han saqueado por siglos, todavía es de los que poseen más recursos naturales en el mundo. En todo su territorio hay riquezas: en el norte, minas de oro, plata y cobre; en el sur, agua, gas y petróleo y, en todos lados, el pueblo cuenta con cultura, vocación de trabajo y con una inmensa bondad. De modo que la pobreza no puede atribuirse a la falta de recursos, a la fatalidad, al destino o a la supuesta flojera e indolencia de los mexicanos. Como hemos dicho, se debe a la corrupción imperante y a la economía de elite que sólo beneficia a una pequeña minoría. Lo más lamentable es que, aun con el sufrimiento que implica esta política económica, se insiste en perpetuarla a cualquier costo. Hay una estrategia deliberada para ocultar hasta lo evidente. No se difunden las cifras oficiales que demuestran cómo la llamada política neoliberal nos llevó a la ruina y a un mayor deterioro de la convivencia social. No se dice que en los pasados 15 años, por ejemplo, solo se han generado anualmente 500 mil empleos formales en promedio, cuando se requieren un millón 200 mil. Es decir, cada año 700 mil mexicanos han tenido que emigrar, buscarse la vida en la economía informal o tomar el camino de las conductas antisociales. Tampoco se habla de que hoy 67 por ciento de los trabajadores con empleo, siete de cada 10, reciben ingresos que no superan los tres salarios mínimos, o sea, 13 dólares o 10 euros diarios. Con esos sueldos nadie podría vivir en Estados Unidos ni en Europa.

Por ello, insisto, lo que más desespera y molesta es que quienes realmente gobiernan no hacen nada para evitar el deterioro sistemático de los niveles de vida. Este año, por mantener el negocio de unos cuantos en la compra de los combustibles en el extranjero, va a aumentar la gasolina, el diesel y el gas al doble de la inflación, y como resultado continúa la pérdida del poder adquisitivo del salario. En el más reciente reporte del Centro de Análisis Multidisciplinario de la Facultad de Economía de la UNAM se sostiene que un salario mínimo hace 29 años alcanzaba para comprar 51 kilos de tortilla, o 250 piezas de pan blanco, o 12 kilos de frijol bayo; y ahora, sólo alcanza para adquirir cinco kilos de tortilla o 25 piezas de pan blanco o tres kilos de frijol. De ese tamaño ha sido el empobrecimiento de la gente.

Pero quizá lo que más revela la insensibilidad y el desprecio por la gente, es la forma en que se enfrenta la crisis de inseguridad y de violencia. El gobierno y las elites del poder son incapaces de aceptar que la pobreza y la falta de oportunidades de empleo y bienestar originaron este estallido de odio y resentimiento. Y, como es obvio, menos les importa atender las causas del problema. Por el contrario, en una especie de enajenación autoritaria, pretenden resolverlo con medidas coercitivas, enfrentando la violencia con la violencia, como si el fuego se pudiese apagar con fuego. Se dicen creyentes, pero olvidan que no es la violencia, sino el bien, lo que suprime el mal.

A este pensamiento hipócrita y conservador, debemos oponer el criterio de que la inseguridad y la violencia sólo pueden ser vencidas con cambios efectivos en el medio social y con la influencia moral que se pueda ejercer sobre la sociedad en su conjunto. No hay más que combatir la desigualdad para tener una sociedad más humana y evitar la frustración y las trágicas tensiones que provoca. Estamos, pues, preparados y decididos a resolver la actual crisis de inseguridad y de violencia. Lo haremos bajo el principio de que la paz y la tranquilidad son frutos de la justicia. La solución de fondo, la más eficaz y la más humana, pasa por enfrentar el desempleo, la pobreza, la desintegración familiar, la pérdida de valores y por incorporar a los jóvenes al trabajo y al estudio.

El amor. Como hemos sostenido, la crisis actual se debe no sólo a la falta de bienes materiales sino también por la pérdida de valores. De ahí que sea indispensable auspiciar una nueva corriente de pensamiento para alcanzar un ideal moral, cuyos preceptos exalten el amor a la familia, al prójimo, a la naturaleza y a la patria.

La descomposición social y los males que nos aquejan, no sólo deben contrarrestarse con desarrollo y bienestar y medidas coercitivas. Lo material es importante, pero no basta: hay que fortalecer los valores morales.

A partir de la reserva moral y cultural que todavía existe en las familias y en las comunidades del México profundo, y apoyados en la inmensa bondad que hay en nuestro pueblo, debemos emprender la tarea de exaltar y promover valores individuales y colectivos. Es urgente revertir el desequilibrio que existe entre el individualismo dominante y los valores orientados a hacer el bien en pro de los demás.

Yo sé que este tema es muy polémico, pero creo que si no se pone en el centro de la discusión y del debate, no iremos al fondo del problema. Tenemos que convencer y persuadir que si no buscamos alcanzar un ideal moral, no se podrá transformar a México. Sólo así podremos hacer frente a la mancha negra de individualismo, codicia y odio que se viene extendiendo cada vez más y que nos ha llevado a la degradación progresiva como sociedad y como nación.

Quienes piensan que este tema no corresponde a la política, olvidan que la meta última de la política es lograr el amor, hacer el bien, porque en ello está la verdadera felicidad. Baste señalar que, desde 1776, en la Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica, se propone como uno de sus objetivos "fomentar la felicidad", "a fin de formar una unión más perfecta". En el artículo primero de la Constitución francesa de 1793 se menciona que "el fin de la sociedad es la felicidad común". Asimismo, en nuestra Constitución de Apatzingán de 1814, se estableció el derecho del pueblo a la felicidad. Hay también quienes sostienen que hablar de fortalecer los valores espirituales es inmiscuirse en el terreno de lo religioso. La respuesta sobre este asunto la da Alfonso Reyes, de manera magistral, en su Cartilla Moral. Dice que "el bien no sólo es obligatorio para el creyente, sino para todos los hombres en general. El bien no sólo se funda en una recompensa que el religioso espera recibir en el cielo. Se funda también en razones que pertenecen a este mundo".

En los pueblos de Oaxaca, por ejemplo, los miembros de la comunidad practican sus creencias religiosas y, al mismo tiempo, trabajan en obras públicas y en cargos de gobierno, sin recibir salario o sueldo, motivados por el principio moral de que se debe servir a los demás, a la colectividad. No domina el individualismo; la persona no vale por lo que tiene o por los bienes materiales que acumule, sino por el prestigio que logra después de probar su vocación de servicio, su rectitud y el amor a sus semejantes, y esa es su mayor recompensa en la tierra.

Luego entonces, el propósito es contribuir en la formación de mujeres y hombres buenos y felices, con la premisa de que ser bueno es el único modo de ser dichoso. "El que tiene la conciencia tranquila duerme bien, vive contento". Debemos insistir en que hacer el bien es el principal de nuestros deberes morales. El bien es una cuestión de amor y de respeto a lo que es bueno para todos. Además, la felicidad no se logra acumulando riquezas, títulos o fama, sino estando bien con nuestra conciencia, con nosotros mismos y con el prójimo.

La felicidad profunda y verdadera no consiste en los placeres momentáneos y fugaces. Ellos aportan felicidad sólo en el momento que existen y después queda el vacío de la vida que puede ser terriblemente triste y angustioso. Cuando se pretende sustituir la entrega al bien con esos placeres efímeros puede suceder que éstos conduzcan a los vicios, a la corrupción y que aumente más y más la infelicidad humana. En consecuencia, es necesario centrar la vida en hacer el bien, en el amor, y a su vez, armonizar los placeres que ayudan a aliviar las tensiones e insatisfacciones de la vida. José Martí decía que el autolimitarnos, la doma de sí mismo, forja la personalidad, embellece la vida y da felicidad. Pero en caso de conflicto o cuando se tiene que optar, inclinarse por el bien ha de predominar sobre los placeres momentáneos. Por eso es muy importante una elaboración libre, personal, sobre lo que constituye el bien para cada uno de nosotros, según sea nuestra manera de ser y de pensar, nuestra historia vital y nuestras circunstancias sociales.

Sin embargo, existen preceptos generales que son aceptados como fuente de la felicidad humana. Alfonso Reyes, en su Cartilla Moral, los aborda "desde el más individual hasta el más general", "desde el más personal hasta el más impersonal", podemos imaginarlos, dice, "como una serie de círculos concéntricos", "comenzamos por el interior y vamos tocando otro círculo más amplio". Según Reyes, son seis preceptos básicos los que forman parte del "código del bien": el respeto a nuestra persona en cuerpo y alma; el respeto a la familia; el respeto a la sociedad humana en general, y a la sociedad en particular; el respeto a la patria; el respeto a la especie humana; y el respeto a la naturaleza que nos rodea.

Mucho antes, León Tolstoi en su libro Cuál es mi fe, sostenía que son cinco las condiciones para la felicidad terrenal admitidas generalmente por todo mundo: el poder gozar del cielo, del sol, del aire puro, de toda la naturaleza; el trabajo que nos gusta y hemos elegido libremente; la armonía familiar; la comunión libre y afectuosa con todos los hombres; la salud, y la muerte sin enfermedad.

Por supuesto que hay otros preceptos que deben ser exaltados y difundidos: el apego a la verdad, la honestidad, la justicia, la austeridad, la ternura, el cariño, la no violencia, la libertad, la dignidad, la igualdad, la fraternidad y a la verdadera legalidad. También deben incluirse valores y derechos de nuestro tiempo, como la no discriminación, la diversidad, la pluralidad y el derecho a la libre manifestación de las ideas. Y en todo ello, no dejar de admitir que en nuestras familias y pueblos existe una reserva moral de importantes valores de nuestras culturas que se han venido forjando de la mezcla de distintas civilizaciones y, en particular, de la admirable persistencia de la gran civilización mesoamericana.

En suma, estos fundamentos para una república amorosa deben convertirse en un código del bien. De ahí que hagamos el compromiso de convocar con este propósito a la elaboración de una constitución moral a especialistas en la materia, filósofos, sicólogos, sociólogos, antropólogos y a todos aquellos que tengan algo que aportar al respecto, como los ancianos venerables de las comunidades indígenas, los maestros, las padres y madres de familia, los jóvenes, los escritores, las mujeres, los empresarios, los defensores de la diversidad y de los derechos humanos, los practicantes de todas las religiones y los libre pensadores.

Una vez elaborada esta constitución moral, debemos hacer el compromiso de fomentar estos valores mediante todos los medios posibles. Introducir en la enseñanza la educación moral, darle toda la importancia que tienen materias como el civismo, la ética y la filosofía; propagar virtudes y destacar ejemplos positivos en los medios de comunicación. El propósito no sólo es frenar la corrupción política y moral que nos está hundiendo como sociedad y como nación, sino establecer las bases para una convivencia futura sustentada en el amor y en hacer el bien para alcanzar la verdadera felicidad.
Andres Manuel Lopez Obrador

Tuesday, November 15, 2011

Movimiento Progresista

Hoy nació algo nuevo, una nueva esperanza con el Movimiento Progresista, ante tanta vileza, tanta perversidad por parte de unos cuantos, los de siempre de hecho, que han hecho a este país una tumba y un lugar donde los narco pristas se solazan haciendo de las suyas.

El movimeniento de AMLO abre por fin un nuevo paradigma en estas tierras.

Discurso Histórico de AMLO y la creacion del Movimiento Progresista

Agradezco a ustedes integrantes de los medios de comunicación, agradezco a la doctora, Ana Cristina Covarrubias y a Luis Woldenberg de las empresas encuestadoras, Covarrubias y Asociados y Nodos, Investigación y Estrategia, agradezco a los dirigentes, militantes y simpatizantes del PRD, del PT y del Movimiento Ciudadano, agradezco el apoyo de los integrantes del Movimiento Regeneración Nacional, Morena, agradezco con todo mi corazón a los ciudadanos que me han dado su confianza y apoyo, les aseguro que nunca los traicionaré.

Amigas y amigos todos. Hoy cumplimos el compromiso de que sería el candidato de izquierda para las elecciones del 2012, el que estuviera mejor posicionado, siempre sostuve por honestidad y congruencia que no sería candidato sin el respaldo de los ciudadanos independientes y de los sectores progresistas del país.

El resultado de las consultas como aquí se ha dicho me beneficia, en consecuencia, haciendo uso de mi libertad de expresión, manifiesto que voy a participar en la contienda electoral del 2012, lo haré con apego a las decisiones que adopten de acuerdo a sus estatutos los partidos progresistas, PT, PRD y Movimiento Ciudadano y en conformidad por los tiempos y procedimientos establece la ley electoral vigente, en cuanto a Marcelo Ebrard, con quien acordé resolver de manera responsable este importante asunto, deseo expresar que además de ser un buen amigo, compañero, es un dirigente político extraordinario, excepcional, ha demostrado con hechos, poner por encima de sus legítimas aspiraciones personales,  el interés general, los anhelos de millones de mexicanos de que con la unidad de la izquierda, se facilite, sea posible la trasformación de la vida pública de México Marcelo, como Ulises, el de la Odisea, no se dejó cautivar por el canto de las sirenas, se puso cera en los oídos  para continuar la travesía o la mira puesta en los ideales de libertad, justicia y democracia.

Marcelo nos está dando una lección como ser humano y como un político, además como gobernante es reconocido por todos, por eso, he aceptado su recomendación de crear en lo inmediato un frente amplio progresista, invitando a participar al PRD, al PT, al Movimiento Ciudadano, así como Morena y a quienes están convencidos de que México y su pueblo merecen un mejor destino, se trata de construir ahora sí un Estado social y democrático de derecho… influyente, en un lugar para todas y todos los mexicanos, el Frente Amplio deberá tomar decisiones colegiadas y fortalecerse con la participación de los líderes de opinión más reconocidos que simpatizan tanto conmigo como con Marcelo, incluyendo también a integrantes de movimientos cívicos que defienden los Derechos Humanos y sociales, en lo especifico he acordado con Marcelo que respetuosamente, defendamos a los  partidos progresistas, que se unirán para las elecciones de 2012 y dicha coalición lleva el nombre de Movimiento Progresista.

También expreso que respaldaré Marcelo Ebrard en la orientación política que el defina en el marco de la legalidad y de la democracia para seguir gobernando la ciudad de México, esta gran ciudad, los mejores ciudadanos, mujeres y hombres, honestos y comprometidos con el bienestar del pueblo, con el bienestar de todos los ciudadanos.

Así mismo, abro el compromiso con Marcelo de convocar a todos los ciudadanos de todos los sectores productivos de todas las clases sociales, de todas las corrientes del pensamiento, a la construcción de un nuevo pacto social para la equidad y el progreso, estoy consciente de que Marcelo representa a amplios sectores de las clases medias y empresariales, promueve nuevas causas ciudadanas como la ambiental, libertades y nuevos derechos, una mayor cooperación internacional en materia de seguridad y desarrollo económico, por lo mismo al ir juntos, nos vamos a complementar, y eso se los aseguro, nos permitirá potenciar nuestras fuerzas, con el objetivo superior de transformar a México, en suma amigas y amigos, aspiramos todos, mujeres, hombres libres, conscientes a vivir en una sociedad más justa, más humana y más igualitaria, vamos todos juntos sin odios ni rencores a construir una República amorosa, con dimensión social y con grandeza espiritual.

Saturday, September 10, 2011

Ebrard y sus delirios

Si algo caracteriza a una parte de las naciones de México, en especial al grupo criollo, son sus delirios de ser los representantes del todo. Este todo no es mas que el fallido estado mexicano. Ebrard como buen representante de una de las naciones cree que tiene el derecho de imponer su visión, tal es el caso del despido de Marti Bartres. Lo que ha hecho sin embargo es simplemente darle la estafeta a Bartres, se de cuenta o no de esto el señor Ebrard. Y frente a quien sea candidato está Beatriz Paredes, quien no oculta su pertenencia a esa otra nación mexicana. La ecuación es simple, no puede llegar otro representante de la nación criolla al GDF.

Tuesday, July 19, 2011

La oposición inútil

Si algo caracteriza al prd y pan es ser inútiles, se encuentras fuera de la realidad. Inmersos en una cultura pristas de la pendejes grupal y corporativa los partidos de la oposición han renunciado a los ciudadanos.
El ejemplo mayor de esto es el llamado peje. Si no queda claro que no servirá el señor ni para el 20% de los votos en 2012 pues es que están ciegos.
El pri con su mejor autoritarismo y primitivos ontologícos- pues nunca he conocido a un priista que medianamente se acepte a sí mismo- cree muchos los siguen por lo que son y no. Simplemente la oposición es un asco.

Friday, August 06, 2010

lideres

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Convoque a los lideres religiosos... llegaron algunos.  [los pocos que conosco]
Calderonio

Wednesday, June 23, 2010

agua en la ciudad de mexico

es increible la avaricia de los consorcios pepsi, kraft, camino real, posadas, liverpool, palacio de hierro, comercial mexicana y otras mas, al no querer pagar el agua en la Ciudad de México, como habitante me dá coraje que los dueños de estos comercios -quienes ni siquiera viven aquí y nadie los eligió- quieran no pagar lo justo por un servicio.

Friday, February 12, 2010

Rebelión y comunidad

La rebelión comienza por uno mismo cuando se suelta tanta moralidad falsa. Despues y entonces se vela por la comunidad. es de risa y mala consciencia preocuparse por lo que sucede en Haití cuando en la propia comunidad básica (el barrio) se deja pasar las tonterías de los que se aprovechan de la misma.

Saturday, August 01, 2009

La privatización de los espacios públicos

Rótulo de cigarro. Cigarros Marquês do Pombal.Image via Wikipedia

Si algo ha hecho la ley anti-tabaco en todo el mundo es privatizar el espacio publico. Muy mañosamente los "representantes" transformaron un hecho privado en un hecho público. Es como si se dictara que nadie puede hacer el amor en un espacio cerrado, o comer en un espacio cerrado. El resultado por fuerza es que al hacerlo público entra en colisión con variadas interpretaciones de lo real. Esto por supuesta ha fomentado y encumbrado al dedo acusador moralista, a aquellos que se piensan moralmente superiores con relación a un hecho - fumar o no fumar-. Y en alguna medida tienen razón -nadie tiene que ser obligado a oler humores ajenos. Lo que hay que ver es que atrás de esto está una intolerancia y una moralidad propia de algunos individuos que desean imponerla a los demás. Un ejemplo de esto son los dichos del secretario de gobernación al decir " tenemos que acabar con la tolerancia social", y bueno atrás de cada "imperium" se encuentra una actitud frente al mundo y quien no la sigue es supuesto y objeto de interpretaciones excluyentes.
Pero lo realmente asqueroso es lo que puede seguir y esto no es más que una prohibición general de las cosas: prohibición de usar cierto tipo de ropa, expresarse de cierta forma, o peor como el privatizar el agua o el aire y hasta el permanecer bajo la sombra de un árbol.

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